Es un tipo de tratamiento donde se reúnen un grupo pequeño de personas con problemas emocionales similares, para así conseguir que compartan sus problemas bajo su punto de vista y así poder ayudar al resto. El objetivo es que los integrantes del grupo conversen bajo las guías del terapeuta y así conseguir una modificación de las conductas y actitudes de los pacientes mediante la comprensión.
Este tipo de terapia tiene múltiples beneficios:
· Situación de igualdad: el terapeuta le cede el testigo a los pacientes para dar respuestas a las dificultades que se les plantean, fomentando la seguridad de los miembros.
· Aceptación incondicional: son un ambiente seguro donde no se juzga, por lo que los pacientes se apoyaran y colaboraran con los problemas del resto de compañeros.
· Sentimiento de pertenencia: a medida que se acumulan las sesiones, los participantes van adquiriendo una mayor sensación de aceptación por parte del resto del grupo, facilitando el desahogo emocional de los pacientes.
· Aprendizaje de errores y aciertos de los demás: escuchando las experiencias ajenas, los pacientes pueden evitar o solucionar problemas relacionadas con su trastorno.
· Identificación y comprensión: escuchar experiencias similares a las propias hace que los participantes se sientan identificados y comprendidos.
· Visión más enriquecedora de uno mismo: el grupo permite que los propios miembros conozcan una imagen de uno mismo desde los ojos de los compañeros.
En ocasiones, algunas personas pueden sentirse incómodas hablando
de sus intimidades con extraños o incluso no tener la suficiente confianza en
uno mismo. Pero poco a poco los pacientes van ganando confianza y abriéndose a
los demás, aprendiendo que es un espacio seguro donde ninguna emoción será juzgada. Es por eso que la terapia de grupo es una técnica idónea para ayudar a pacientes que padecen de enfermedades mentales, de traumas o duelos.
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