La RAE define la psicopatía como anomalía psíquica por obra de la cual, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece. Sin embargo, hoy en día existe cierta discrepancia entre psicólogos sobre si debería considerarse una enfermedad con aspecto clínico o simplemente un trastorno de la personalidad debido a una alteración de la moral.
Por lo que se conoce sobre la psicopatía, tiene una gran
carga genética, donde existen ciertas conductas que incluso son observables
desde la infancia. Clínicamente, se habla de que las personas psicópatas tienen
un desarrollo deficitario de determinadas áreas del cerebro responsables de la regulación
emocional y el control de los impulsos, es decir, que existe una desconexión
entre las emociones y la agresividad; además de alteraciones en la transmisión
de serotonina. Con todo esto, una persona psicópata puede ser plenamente
consciente de sus actos y no pueden controlarlos, ya que son personas frías,
distantes y sin empatía.
Además, los psicópatas tienen una gran penetración psicológica
que les permite reconocer la vulnerabilidad de otra persona y la usa para dañarla.
También presentan una sofisticada manera de estar, reflejada en buenos modales
e inteligencia, por lo que eso da una sensación de fiabilidad para los demás.
Es por todos estos rasgos que normalmente se comete el error
de calificar a un delincuente o a un asesino “psicópata” o “loco”. Es un error atribuir
la maldad humana que puede llevar a una persona a matar a gente a fenómenos
psicológicos internos, ya que está ignorando el hecho de que exista un contexto
en el cual se desarrolle la acción que puede estar relacionado con el
comportamiento humano. De hecho, se ha demostrado que es más habitual delinquir
sin padecer alguna enfermedad mental que padeciéndola y que existe un mayor
número de personas con psicopatías en algunas profesiones cotidianas.
Entonces, surge la incógnita de quizá no queramos incluir la
psicopatía dentro de los trastornos psiquiátricos porque puede que representen
aspectos propios del ser humano que rechazamos porque son moralmente
incorrectas. Hablamos de situaciones cotidianas, como devolverle el golpe a la
persona que te ha golpeado o desearle el mal a alguien sin molestarnos en entender
su contexto. Y es que existe formas menores de psicopatía que están dentro de
nosotros, lo que ocurre es que la mayoría de ellas necesitan un estímulo para
poder manifestarlas.
https://dle.rae.es/psicopat%C3%ADa
https://www.grupodoctoroliveros.com/es-el-psicopata-un-enfermo-mental/
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